FUNCIONES EJECUTIVAS: DIRECTOR ORQUESTA

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¿Qué son las funciones ejecutivas? 

Pueden definirse como un conjunto de procesos mentales que permiten controlar y regular otras habilidades y conductas.

Las funciones ejecutivas son necesarias para dirigir las acciones a la consecución de objetivos concretos.  Incluyen la capacidad de iniciar y finalizar acciones, monitorizar y cambiar la conducta en caso necesario, así como planificar la conducta futura cuando uno se enfrenta con tareas o situaciones nuevas. Este conjunto de habilidades también permite a la persona anticipar las consecuencias de sus actos y adaptarse a los cambios situacionales. La habilidad de formar conceptos y pensar de manera abstracta también forma parte de las funciones ejecutivas.

Pero, ¿Dónde se localizan estas funciones en nuestro cerebro? Para hablar de funciones ejecutivas tenemos que hablar del lóbulo frontal. El lóbulo frontal se localiza en la parte rostral o anterior a la cisura de Rolando o surco central y abarca aproximadamente un tercio de la corteza cerebral.

Desde el punto de vista ontogenético, la corteza prefrontal es la última región cerebral en alcanzar la mielinización axonal (alrededor de los 23 años). Esta parte del córtex es la más moderna y sólo está presente en los primates.

Más concretamente la corteza prefrontal es la parte que más nos interesa ya que es la parte que desempaña el control ejecutivo. Está extensamente conectada con el resto del cerebro. La naturaleza multidimensional del lóbulo frontal (en función de sus características citoarquitectónicas y su conectividad) lo convierte en el candidato ideal para organizar y coordinar las funciones cerebrales. Orquestando el procesamiento sensorial, el pensamiento y las acciones para conseguir los objetivos propuestos.

Es… EL DIRECTOR DE ORQUESTA!

El lóbulo frontal cumple también otras funciones de tipo social, como la inferencia de los objetivos e intenciones de otras personas, la autoconciencia y la autopercepción; funciones emocionales como la motivación para poner en marcha procesos cognitivos complejos y para iniciar una conducta determinada, regulación de los impulsos emocionales; y funciones lingüísticas como expresar verbalmente el contenido mental (área de Broca).director

 

CÓRTEX PREFRONTAL

El córtex prefrontal está formado por tres áreas principales:

  • Córtex prefrontal dorsolateral (CPFDL): su función principal es la organización temporal de la conducta dirigida a una meta, el habla y el razonamiento. La organización de la acción se realiza a partir de la capacidad que presenta para integrar información que se encuentra activada temporalmente. Para conseguir esta finalidad necesita adecuadas conexiones con circuitos relacionados con la atención, memoria de trabajo y monitorización de la respuesta.

–              Planificación

–              Memoria trabajo

–              Fluidez (verbal y visual)

–              Solución de problemas

–              Generación de hipótesis

–              Seriación y secuenciación

  • Córtex prefrontal medial (ventrolateral): se encuentra ampliamente conectada con la amígdala, el hipotálamo y el hipocampo. Interviene en la motivación dirigida la acción. Participa activamente en los procesos de inhibición, en la detección y solución de conflictos, así como también en la regulación y esfuerzo atencional. Participa además en la regulación de la agresión y de los estados motivacionales.

–              Regulación de emociones, estados afectivos y conducta

–              Toma de decisiones

–              Detección de situaciones y condiciones de riesgo

–              Procesamiento de matices positivos y negativos de las emociones

 

  • Córtex orbitofrontal (anterior): Se encuentra estrechamente relacionada con el sistema límbico, y su función principal es el procesamiento y regulación de emociones y estados afectivos, así como la regulación y el control de la conducta. Participa de forma muy importante en la toma de decisiones basadas en la estimación del riesgo-beneficio de las mismas.

–              Meta cognición

–              Autoevaluación

–              Control de la actividad en base al desempeño continuo

–              Teoría de lamente

Los programas de intervención centrados en el entrenamiento de estas funciones han demostrado ser eficientes para mejorar y optimizar el éxito escolar y las destrezas socio-emocionales, además pueden conducir a cambios en los circuitos cerebrales.

 

 

Jésica Melgar  Neuropsicóloga

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